El mundo del vino en Mallorca, un abanico de posibilidades: fiestas, cultura, historia y gastronomía

Las bodegas de Mallorca esperan este año obtener unos vinos de gran calidad, aunque la cantidad de uva recolectada es ser más baja que otros años. Una buena noticia para los residentes y visitantes de la Isla, donde se sigue consumiendo la gran parte de los vinos producidos en Mallorca – aunque la exportación está teniendo mucho éxito.

Con la llegada de septiembre, Mallorca se sumerge en la época de la vendimia. Los viñedos que cubren las llanuras del Pla y las terrazas de la Serra de Tramuntana se llenan de actividad, marcando el inicio de una temporada clave para uno de los productos más representativos de la isla: el vino. Estos caldos, cada vez más reconocidos fuera de las fronteras insulares, mueven todo un mundo de emociones y actividades, desde las fiestas populares hasta las visitas enoturísticas, pasando por la experiencia de degustarlos en restaurantes y bodegas.

Menos producción, mejor calidad

El sector afronta esta etapa con un claro compromiso con la calidad. Mientras que la superficie de viñedo en producción destinada a vinos de calidad aumentó un 2,8% entre 2023 y 2024 en Baleares, con Mallorca como motor principal, la producción cayó un 22%. Más allá de la climatología, esta reducción responde también a la apuesta de muchas bodegas por priorizar la excelencia frente a la cantidad.
En cuanto a la añada 2025, las bodegas de la DO Binissalem esperan “unos vinos de 2025 de buena calidad y con la singularidad que marcan las variedades locales de la DO Binissalem”. La campaña de vendimia ha sido “muy rápida”, ya que la vendimia se inició la primera semana de agosto, y finalizó al cabo de solo siete semanas, indican desde el Consejo Regulador. La cantidad de uva recogida ha bajado un 8% con respecto al año pasado, cuando ya se registró un descenso del 29%. “Este descenso de la producción está relacionado con las condiciones meteorológicas”, constata la DO Binissalem, y añade: “El cambio climático está afectando la agricultura en general, y la viña en particular”.

Igualmente, las bodegas que forman parte de la Indicación Geográfica Protegida Vi de la Terra Mallorca notan los efectos del cambio climático, aunque también destacan “el hecho de que las variedades locales siguen demostrando una mayor resiliencia ante el cambio climático que se está dando”. Las más de 80 bodegas inscritas en la IGP Vi de la Terra en general “esperan obtener una uva de gran calidad”, aunque la producción en algunas zonas puede ser algo menor.

Fiestas y ferias del vino

Las Festes des Vermar de Binissalem. Foto: Arros amb Salseta
Las Festes des Vermar de Binissalem. Foto: Arros amb Salseta

 

El calendario festivo acompaña a la vendimia. En Binissalem, la Festa des Vermar convierte cada septiembre el municipio en un gran escenario popular, con desfiles, actividades culturales y la célebre batalla de uva, que este año se celebró el 21 de septiembre. En Santa Maria del Camí, la Festa del Vi Novell celebra a finales de noviembre la salida del vino joven, con bodegas abiertas al público y un ambiente festivo que simboliza la renovación del ciclo vinícola. A lo largo del año, otras citas completan la agenda, como los Wine Days de la DO Binissalem en mayo, la Fira del Vi de Pollença en primavera, la Nit del Vi de Petits Cellers en Mayo  o las diferentes ediciones del Raïm Wine Fest, organizado por bodegas de Vi de la Terra en distintos pueblos de Mallorca .

Vino de Mallorca, vino con carácter

El carácter insular y el clima mediterráneo marcan el ciclo de la vid. La Tramuntana aporta frescura y amplitud térmica, mientras que el Pla concentra vinos más cálidos. Pero lo que otorga verdadera personalidad al vino mallorquín son sus variedades autóctonas: Manto Negro y Callet en los tintos, o Prensal Blanc (Moll) y Giró Ros en los blancos, entre muchas otras variedades de uva que solo se encuentran en la Isla. Usar un determinado porcentaje de uva autóctona es por ejemplo un requisito imprescindible para poder elaborar vinos dentro de las Denominaciones de Origen Binissalem y Pla i Llevant. Así se consigue este carácter inconfundible de los auténticos vinos mallorquines.

Zonas vinícolas

Las bodegas de la DO Binissalem apuestan por la calidad,. Foto: DO Binissalem
Las bodegas de la DO Binissalem apuestan por la calidad. Foto: DO Binissalem

Mallorca cuenta con dos Denominaciones de Origen y dos Indicaciones Geográficas que dibujan un mapa diverso. La DO Binissalem es el núcleo histórico de la producción vitivinícola, mientras que la DO Pla i Llevant abarca desde Manacor hasta Petra con estilos variados. Entre las dos DO, cuentan con más de 600 hectáreas de producción inscritas. La IGP Vi de la Terra Mallorca  agrupa a más de 80 bodegas y alrededor de 1.900 hectáreas de viñedo.

Producción y exportación

El balance de 2024 confirma tanto la solidez como los retos del sector. En Baleares -donde más del 92% de la superficie de viñedo se encuentra en Mallorca- se comercializaron más de 5,2 millones de litros, equivalentes a más de 43 millones de euros, con Alemania como principal destino de exportación (63%), seguida de Suiza (11%) y Dinamarca (6%). Las exportaciones a países terceros aumentaron un 17,5% en un año, con especial crecimiento en los mercados escandinavos. A nivel interno, el 77% de la producción se consume en las islas, principalmente en el canal de restauración y entre los propios visitantes.

Bodegas con historia y museos del vino

La tradición vinícola se plasma en casas centenarias que todavía hoy abren sus puertas al público. Bodegas Ribas, fundada en 1711 en Consell, es la más antigua en activo. Le siguen Macià Batle  (1856), Miquel Oliver (1912), José L. Ferrer (1931)  y Vins Nadal (1932), todas ellas símbolos de continuidad entre herencia y modernidad.
Esta tradición y cultura vitivinícola también se refleja en algunos museos dedicados a esta temática. La Bodega Ramanyà en Santa Maria del Camí acoge una colección etnográfica de aperos, carruajes y oficios vinculados al vino. En Binissalem, el histórico Casal Can Marc, de época barroca, será convertido en un museo y centro de interpretación del vino y de la viña. Este caserío ya dispone de bodega propia y depósitos tradicionales conocidos como cubs.

Enoturismo: experiencias destacadas

La bodega Can Axartell está contruida dentro de las rocas.
La bodega Can Axartell está contruida dentro de las rocas.

Las bodegas mallorquinas han apostado con fuerza por el enoturismo, ofreciendo recorridos guiados, catas y propuestas gastronómicas. Entre las más destacadas figuran las visitas a Ribas en Consell, con su casa solariega del siglo XVIII; Vinyes Mortitx con sus viñas de altura en plena Serra de Tramuntana; o Can Axartell  en Pollença, con su arquitectura singular y viticultura ecológica. A ellas se suman experiencias premium como las de Finca Biniagual en Binissalem, visitas al museo y catas en Blanca Terra en Montuïri; o recorridos en trenecito por los viñedos de Vi Rei en Campos o catas de vino relajadas con vistas a las viñas alrededor de Llucmajor en Bodegas Bordoy.

Dormir entre viñedos

La tradición vinícola y la hospitalidad van de la mano en Mallorca, de modo que algunos de los hoteles más emblemáticos de la Isla incluso elaboran sus propios vinos. Aquí empezamos con una pequeña selección – será continuada.

Finca Serena (Montuïri)

La Finca Serena, situada a lo alto de una colina, está rodeada de sus propias viñas.
La Finca Serena, situada a lo alto de una colina, está rodeada de sus propias viñas.

Este hotel de lujo cuenta con un viñedo propio de más de 10 hectáreas donde cultiva variedades autóctonas como Prensal Blanc, Callet, Giró Ros y Monastrell. Su producción, registrada bajo la IGP Vi de la Terra Mallorca, combina viticultura ecológica y elaboración interna de vino blanco, rosado y futuro tinto.

Agroturismo Rondaia (Esporles)

Este hotel rural en Esporles dispone de su propio viñedo donde elaboran vino blanco y rosado para uso interno del hotel. Ofrecen una variedad de catas entre viñas, acompañadas de productos mallorquines o en forma de un picnic fabuloso.

Gran Hotel Son Net (Puigpunyent)

El Grand Hotel Son Net tiene su propia viña.
El Grand Hotel Son Net tiene su propia viña.

Desde 2006 aproximadamente, este hotel mantiene un viñedo privado de casi una hectárea y desde 2007 elabora y embotella su propio vino, que se sirve en sus restaurantes y bares. La experiencia incluye visitas guiadas al viñedo y catas para los huéspedes.

Son Brull (Pollença)

Este hotel de cinco estrellas dispone de tres hectáreas de viña autóctona y colabora con la cercana Bodega Can Axartell para crear su propia gama de vinos orgánicos. Los vinos se elaboran bajo criterios respetuosos con el entorno y completan la excelente oferta gastronómica del hotel.

Finca Son Ametler (Serra de Tramuntana)

Esta finca boutique cuenta con su propio viñedo ecológico desde el que producen vinos que sirven directamente a los visitantes del hotel. También se organizan catas de vino para los huéspedes: Éstos pueden participar en las actividades estacionales en la viña, como puede ser la cosecha, una experiencia única.